Una nueva etapa en nuestra Confederación General del Trabajo –CGT- se vislumbra a partir de las próximas elecciones a llevarse a cabo el 11 de noviembre. Como Secretario General de UDOCBA me hago eco de las aspiraciones de mis compañeros y compañeras, que  anhelan una central obrera legitimada, fortalecida, en la que todos los sectores estén representados. Necesitamos una CGT unida, que resista los embates de gobiernos que pretenden alzarse con las conquistas del movimiento obrero y echar por tierra leyes laborales conseguidas con sacrificios y luchas a lo largo de los años.

Asimismo,  es necesario que renazca una CGT que interpele al poder político de turno, que reclame, que aporte su visión y se siente a la mesa de debate con propuestas y  proyectos que respondan a un modelo de país con trabajo, producción y desarrollo en el que el movimiento obrero vuelva a ser la columna vertebral. En ese sentido, consideramos fundamental, y fuimos los primeros en impulsar, la candidatura del Cro. Pablo Moyano, garantía de renovación, luchador incansable,  quien con coraje y decisión ha dado sobradas muestras de su voluntad y compromiso para defender nuestros derechos.

En un marco de reconocimiento al derecho que tienen las compañeras trabajadoras a ser representadas de manera equitativa, bregamos también por una CGT en la que la participación femenina sea una realidad contundente. De manera organizada y articulada las mujeres participan de la vida sindical, se movilizan, demandan, luchan y esta actitud militante debe tener su correlato en la composición de la nueva conducción de nuestra central obrera a través del cupo femenino. Estamos convencidos de que la participación plena de las compañeras en la toma de decisiones aportará perspectiva de género y será factor de cohesión y fortaleza para el movimiento obrero.

La situación que estamos atravesando los trabajadores y trabajadoras es difícil y angustiante. Luego de las dos pandemias (la del gobierno del ex presidente Macri y la del Covid) lentamente se va recuperando el empleo, mientras los salarios siguen rezagados respecto de la inflación. La precarización laboral y el trabajo no registrado siguen siendo una realidad que nos lastima y nos interpela.

Por eso, hoy más que nunca,  es necesario construir una  CGT renovada, con democracia sindical, con participación plena  y unidad para atacar cada problema y responder a las expectativas de la clase trabajadora. Ese debe ser nuestro norte, nuestra responsabilidad como dirigentes y nuestro compromiso de cara a la sociedad.